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Los autos deben tener gasolina para avanzar, y de manera similar, la comunidad educativa debe tener confianza para operar de manera efectiva. En ambos casos, cualquier impulso se detendrá si el "combustible" que impulsa el sistema no está presente.

El año escolar ha tenido un gran comienzo y todos los equipos escolares están trabajando juntos sin problemas. Todos tienen una actitud positiva todos los días. Los educadores se retiran de las reuniones con un sentido de eficacia y respaldan todas las decisiones que provienen de la administración.

Por todo el tiempo, energía y dinero que ponemos en los libros, la tecnología y el plan de estudios, es fácil olvidar la importancia que nuestras instalaciones juegan en el aprendizaje de los estudiantes. Los espacios que proporcionamos para que los alumnos aprendan crean un entorno propicio, o no propicio, para el aprendizaje profundo. Y si bien puede parecer que como educadores no podemos afectar demasiado nuestra aula físicamente, los educadores pueden afectar las instalaciones de la escuela más de lo que pueden imaginar.

Los docentes profesionales siempre deben buscar las mejores prácticas. Debido a que este término se utiliza mucho, los docentes pueden sentirse confundidos y abrumados por toda la "investigación" que está disponible sobre lo que deberíamos hacer (o no hacer) en nuestros salones de clase. Puede hacer que nuestras cabezas colectivas giren.

Enseñar es una profesión difícil, y como resultado, es común escuchar que un docente se está "quemando/agotando". Esto puede significar muchas cosas para diferentes personas, pero en su mayor parte, las personas se queman porque tienen perdida la pasión por lo que hacen. Esto no es bueno para las escuelas, los estudiantes o los mismos docentes. 

Está surgiendo una gran cantidad de investigaciones sobre las zonas de regulación y cómo esta idea puede ayudar a los estudiantes en nuestras aulas. Las zonas son una forma de conceptualizar y visualizar los sentimientos internos que un alumno puede tener en un momento determinado. Idealmente, nuestros estudiantes vendrán a nosotros tranquilos y listos para aprender, pero si sucedió algo que fue estresante o emocional, ya sea en el recreo o antes de la escuela, ese puede no ser el caso.

Para la mayoría de los adultos, es difícil ser objetivo al evaluarnos a nosotros mismos. Los docentes que están dentro del aula no son la excepción. Según mi experiencia, no es por falta de intentos. La mayoría de los docentes intentan mejorar y reflexionar, pero puede ser todo un desafío. Es difícil porque la enseñanza es algo muy personal. Enseñamos desde nuestro corazón y desde nuestra personalidad, por lo que puede ser difícil criticar algo que está tan "cerca" de nosotros, tan cercano y querido por lo que somos y lo que creemos.

En diferentes países de América Latina, seguramente han atravesado por situaciones nada fáciles. Como nación les duele y como individuos mucho más ya que pudieron haber perdido seres queridos. Por mencionar algunas: terrorismo y ataques a escuelas. Los eventos de esos días seguramente fueron indescriptibles, devastadores y extremadamente emocionales.

Enseñar es difícil -es un trabajo increíblemente difícil y puede ser muy agotador. Hoy en día, hay mucho estrés y grandes cargas de trabajo sobre los hombros de los docentes, y esto lo demuestra la alta tasa de deserción que vemos en todo el país (referencia de los Estados Unidos)

Nuestra escuela, al igual que muchas en todo el país, utiliza una herramienta llamada "paso a paso" para ayudar a recopilar datos y monitorear la efectividad de los docentes. Parte del proceso para los administradores -mientras caminan por las aulas- es buscar diferentes aspectos de buenas prácticas de enseñanza. Una de las expectativas para nuestra escuela es que los docentes muestren su meta u objetivo de aprendizaje en algún lugar del aula. Esto puede parecer un aro para los docentes en ocasiones, pero como administrador, no solo estaba buscando una actividad diaria adicional para mis...