El Dos y el Diez: Autoevaluación del Docente

Publicado por Kelly Bielefeld el 13 abril, 2018
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Para la mayoría de los adultos, es difícil ser objetivo al evaluarnos a nosotros mismos. Los docentes que están dentro del aula no son la excepción. Según mi experiencia, no es por falta de intentos. La mayoría de los docentes intentan mejorar y reflexionar, pero puede ser todo un desafío. Es difícil porque la enseñanza es algo muy personal. Enseñamos desde nuestro corazón y desde nuestra personalidad, por lo que puede ser difícil criticar algo que está tan "cerca" de nosotros, tan cercano y querido por lo que somos y lo que creemos.

Recientemente tuve la oportunidad de tener esta experiencia yo mismo. Empecé a enseñar algunos talleres en una universidad local. Descubrí algo bastante profundo: aprendí tanto de mis alumnos como intenté enseñarles. Los grandes docentes han compartido conmigo esta misma reflexión a lo largo de los años (y estoy muy lejos de ser un gran docente), pero me pareció muy cierto.

 

Ganar Perspectiva
Me encanta trabajar con docentes y excelentes profesionales porque hay una gran experiencia que puedes obtener al ser un docente. Cada uno de mis alumnos me enseñó algo diferente, y uno de los docentes en particular se destacó. Ella enseña arte y mostraba gran pasión para ayudar a los niños a mejorar su arte y, a nivel personal, esta docente me presentó un concepto que ella llamó "el dos y el diez". Tengo poca experiencia con el arte, pero lo que aprendí de esta docente es que el mismo concepto se puede aplicar a nuestras prácticas de instrucción para ayudarnos a reflexionar y evaluar nuestra propia enseñanza.

Así es como funcionan "el dos y el diez" en su clase: después de que un estudiante termina una obra de arte, la miran desde 1 metro de distancia, y luego retroceden y miran nuevamente desde tres metros. Esta simple estrategia, dijo, funciona muy bien para que los alumnos vean su arte tal y como lo verían otros. Cuando estamos "cerca" de las cosas, tanto figurativa como literalmente, las vemos bajo una luz diferente. 

¿Cómo son las instrucciones cuando retrocedemos un poco? ¿A qué se parece vista desde atrás? ¿Cómo podemos facilitar esta práctica a nuestros docentes y cómo se ve eso?

 

Dando un Paso Atrás
Comencemos con el concepto de "el dos", u observemos algo con solo un poco de distancia. En el arte, ¿por qué un artista observaría su trabajo desde esta distancia? Es porque muchos de los detalles más pequeños se combinan para dar la imagen deseada. La pregunta que hay que hacer cuando se observa desde una distancia corta es: "¿Esto se ve como me gustaría?" 

En el aula, "¿Es esta la manera en que me gustaría que se vea esta _________?", Es una pregunta que deberíamos preguntarnos todo el tiempo. Complete el espacio en blanco con cualquier palabra: instrucción, plan de disciplina, evaluación, procedimiento, lección de tecnología, estrategia de aprendizaje cooperativo, etc. Es muy fácil como docente perderse en las "malas hierbas" diarias del aula y no retroceder para ver si las cosas funcionan de la manera que les gustaría.

En mi opinión, mirar un "dos" para un docente debería suceder al menos semanalmente. Puede no ser posible para cada área temática o cada parte del aula. Si esto ya no es una práctica habitual, animo a los docentes a tomar una sección de la clase de la semana y centrarse en ella durante una semana "el dos". Observe más de cerca algo como centros de matemáticas, tarea, trabajo matutino o transiciones de clase. Cuando retrocedemos un poco y nos preguntamos: "¿Esto funciona de la manera que me gustaría que funcione?" Comenzamos a ver la imagen un poco más clara sobre cómo vemos nuestras prácticas de enseñanza.

 

Gírelo Hasta Diez
Observar nuestro trabajo desde un "diez" es una perspectiva aún mayor. La pregunta que se hace en el aula de arte desde esta distancia es: "¿Cómo podrán ver los demás mi trabajo desde este punto de vista?". Este puede ser uno muy profundo para considerar como docente porque es muy multifacético. Los "otros" dentro de un aula podrían ser los estudiantes, otros profesionales de la enseñanza o los padres.

Es posible preguntarles a estas personas sobre su perspectiva, del mismo modo que es posible pedirle a otros que critiquen nuestro arte. Sin embargo, este no es un proceso eficiente, y para mejorar, debemos ser capaces de ver por nosotros mismos cómo es nuestra enseñanza desde un "diez". Por ejemplo, para ponernos realmente en el lugar de un padre, debemos empatizar con todos los padres que tenemos en nuestras aulas. Para mí, esto no es extremadamente desafiante, pero es algo que con demasiada frecuencia no hacemos. Cuando asignamos la tarea, ¿miramos desde un "diez" cómo los padres, estudiantes y otros docentes verán la tarea? Tal vez no cambie nada con la tarea en sí, pero estas consideraciones pueden ayudarnos a mejorar nuestro aprendizaje en el aula y el alumno.

Esta interesante interpretación de la crítica de arte estudiantil me ha llevado a comenzar a ver muchas cosas en nuestra escuela "el dos y el diez". Afortunadamente, al dar un paso atrás en los detalles y las rutinas del aula, los docentes pueden mejorar su práctica y resultados para sus estudiantes.

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