Está surgiendo una gran cantidad de investigaciones sobre las zonas de regulación y cómo esta idea puede ayudar a los estudiantes en nuestras aulas. Las zonas son una forma de conceptualizar y visualizar los sentimientos internos que un alumno puede tener en un momento determinado. Idealmente, nuestros estudiantes vendrán a nosotros tranquilos y listos para aprender, pero si sucedió algo que fue estresante o emocional, ya sea en el recreo o antes de la escuela, ese puede no ser el caso.
Identificando la Angustia Emocional
Estos diferentes estados emocionales que un alumno puede exhibir pueden resultar desafiantes para ellos enfocarse en el aprendizaje. Algunos de estos estados emocionales podrían ser tristeza, depresión o incluso una actitud retraída. En el otro extremo del espectro, los estudiantes pueden experimentar frustración, ansiedad o altos niveles de estrés.
Ayudamos a los estudiantes cuando utilizamos las zonas de regulación: los visuales y las tablas de colores ayudan a los estudiantes a identificar el estado de aprendizaje en el que se encuentran en ese momento. Es posible que los alumnos no estén listos para aprender y necesiten cambiar o ajustar algo para volver a enfocarse en el estado de aprendizaje correcto. Las imágenes les ayudan a identificar la emoción y describir cómo se sienten en ese momento. Esperamos que este conocimiento les ayude a ajustar su zona y estar listos para aprender.
¿Pero cómo hace eso un niño? Si un estudiante reconoce internamente que está frustrado, no hay un interruptor mágico que pueda cambiarlo para calmarse de inmediato. Debemos equipar a los estudiantes con herramientas que les permitan alterar su estado emocional para cambiar su zona.
Ayudando a los Estudiantes a Calmarse
Al comenzar este proceso, los docentes probablemente tendrán que solicitar o iniciar al estudiante que intenta la estrategia. Por ejemplo, un docente puede ver a un alumno extremadamente frustrado: al borde de las lágrimas, con la cara roja y los puños apretados. Este estudiante necesitará indicaciones para probar una de las estrategias para calmarse. Aquí hay algunas estrategias para ayudar a los estudiantes a moverse entre los diferentes estados de emoción y las zonas de regulación:
Tómese un descanso: tomarse un descanso es una de las estrategias más simples que podemos implementar. Algunos estudiantes cambian de ciclo a través de la frustración cuando se "atascan" en un cierto modo de pensamiento o comportamiento. Los docentes deberían ayudar a los estudiantes a romper ese ciclo, a "interrumpirlo", por así decirlo. Para interrumpir el ciclo, algo debe cambiar dentro del entorno o el alumno debe unirse a un nuevo entorno. En vez de separarlo permita que tome un descanso, ya sea dentro o fuera del aula. Los docentes pueden implementar algo así como un viaje a otra clase, llevar una nota a la oficina o ir a tomar algo. Estas estrategias interrumpen el proceso de pensamiento del estudiante para darles un respiro, y con suerte, el tiempo para respirar.
Respire profundamente: la siguiente estrategia se trata simplemente de respirar. Las investigaciones nos dicen que una de las razones por las que entramos en un estado frustrado o ansioso es porque tememos algo. Cuando la adrenalina entra en modo "luchar o huir", nuestros recursos de funcionamiento ejecutivo no trabajan de la manera que lo hacen normalmente. Para llevar oxígeno al cerebro para que podamos pensar con claridad, debemos respirar profundamente. Hay ciencia detrás de esto y no es solo un principio de meditación. Las respiraciones profundas permiten que nuestro cuerpo se tranquilice, nuestro cerebro piense y nuestra frecuencia del pulso disminuya. Todo esto es necesario para que podamos movernos a través de las zonas desde un estado de ansiedad alto a un estado de ansiedad moderada o baja. Esto se puede probar con una clase completa para que cuando los estudiantes individuales lo necesiten, y ya hayan practicado las habilidades.
Haga algo de trabajo: algunos estudiantes con niveles consistentemente altos de ansiedad pueden requerir una necesidad sensorial para poder progresar en el aula. Estas necesidades pueden provenir de todo tipo de condiciones diferentes, incluido el trastorno del procesamiento sensorial y el autismo. Incluso, si un estudiante no es diagnosticado con estos, a veces los mismos principios y estrategias son efectivos para cambiar la zona en la que se encuentra el estudiante. Los estudiantes pueden beneficiarse del trabajo pesado o algún tipo de esfuerzo físico que libera parte de la atención del estrés en su cuerpo. Queremos tener cuidado de que esto no se convierta en una forma de castigo punitivo para el estudiante. Por ejemplo, no queremos que los docentes digan: "Estás frustrado, haz 50 flexiones de brazos". Esto podría entenderse como castigo corporal, aunque pueda satisfacer las necesidades del alumno. En esta situación funciona mejor utilizar algunas rutinas practicadas u ofrecer una opción de menú con opciones para que un alumno haga algo que ayude a ejercerlas.
Póngase en movimiento: Otra cosa a tener en cuenta es que no todos los estudiantes necesitan calma; algunos estudiantes necesitan lo contrario. Estos estudiantes pueden ser desapegados o cansados. Para estos estudiantes, no queremos retrasarlos con la respiración profunda o tomando un descanso. Queremos hacer lo opuesto y acelerarlos para que su sangre bombee. Las tareas de esfuerzo físico mencionadas anteriormente también pueden ser útiles para estos estudiantes, pero a veces no se motivan y ni siquiera están dispuestos a participar en estas actividades. Podemos acelerar a un alumno levantándolo y moviéndolo en el aula, conectándolo con un adulto positivo y reafirmándolo constantemente.
A medida que ayudamos a los estudiantes a navegar en sus propias emociones y comportamientos, podemos utilizar estas estrategias para ayudarlos a pasar al estado de aprendizaje que necesitan.
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