En el colegio es necesario fomentar la resolución de conflictos de manera pacífica, es útil establecer programas de ayuda para familias en riesgo y docentes que trabajan con alumnos que requieren apoyo en el manejo de reacciones impulsivas. Tomar medidas en el momento y espacio adecuado puede reducir el riesgo de agresión, delincuencia y violencia.
Es clave que los docentes estén capacitados para enfrentar situaciones de conflicto, además de entender y manejar conductas agresivas (saber lidiar con el enojo o frustración en ellos mismos y en otros); la reacción del adulto que guía será básica para erradicar conductas violentas o fomentarlas.
En el libro Prevenir la violencia a través del aprendizaje en la primera infancia se mencionan los siguientes ejemplos de intervenciones que fomentan el aprendizaje de una conducta pacífica:
- Interrumpir oportunamente una interacción para calmar situaciones explosivas.
- Separar a los combatientes con un "tiempo fuera".
- Enseñar nuevas habilidades como el uso de palabras en lugar de gritos para expresar sentimientos.
- Organizar los recursos para jugar a reducir el conflicto y frustración.
- Proporcionar momentos agradables para crear lazos entre los niños, padres docentes y otros adultos.
NO dejar que los niños resuelvan solos los problemas de agresión cuando no sean capaces de hacerlo.
NO poner a los niños en situaciones que crean frustraciones sin sentido.
NO imponer castigos que sean excesivos o poco apropiados para su edad.
NO ignorar el comportamiento agresivo ni contribuir a gritar o agarrar al niño.
Sobre todo en etapas tempranas los adultos deben enseñar a inhibir el comportamiento agresivo y a reemplazarlo por comportamientos socialmente aceptables. Para que el alumno comprenda que es un comportamiento socialmente aceptable en el aula, es necesario que el docente haga explicitas las demandas conductuales en el contexto escolar (para esto se pueden proponer acuerdos o reglamentos que dependiendo el nivel escolar tendrán información más concreta o abstracta), también existen dinámicas de grupo y juegos que elevan la conciencia social y ponen en práctica la auto regulación (bases para la resolución pacífica de situaciones).
Permanecer alerta a las situaciones que pueden generar un aprendizaje social es benéfico, así se puede mostrar a los alumnos, por ejemplo: como se reconciliarse después de una discusión, o cual es la mejor manera de expresar el enojo y la frustración a los compañeros.
El abordaje de los conflictos por medio de la No violencia se puede retomar en cualquier nivel (desde preescolar hasta preparatoria), dando lineamientos claros y enseñando conductas socialmente efectivas.
En parte mejorar el manejo de los conflictos ayuda a los alumnos a elevar su nivel de inteligencia social y emocional, además de generar un ambiente que permita el aprendizaje (dentro de una convivencia sana y segura).
El colegio es un contexto ideal para proveer al alumno de habilidades sociales por medio de la enseñanza y modelaje de estrategias de resolución de conflictos. El diálogo, la negociación, la expresión de emociones, la toma de decisiones y el trabajo cooperativo se pueden poner en practica dentro del aula; el cambio se requiere desde la infancia y posteriormente hay que afianzar dichas habilidades (practicando constantemente) en cada oportunidad de interacción que aparezca.
